Delia Saleno, vicepresidenta de la CEVE, reflexiona sobre cómo el sector clínico veterinario es atacado públicamente. ¿Por qué ocurre? ¿Cómo debemos actuar profesionalmente ante esta situación?
Delia Saleno, vicepresidenta de la Confederación Empresarial Veterinaria Española (CEVE).
Todos nosotros emitimos mensajes a diario pero, ¿sabemos transmitir adecuadamente lo que queremos comunicar? ¿El mensaje es percibido correctamente? No deberíamos descuidar nuestro desarrollo en el ámbito de la comunicación, que se rige por unas reglas y pautas bien establecidas. Se necesita práctica y constancia diaria para lograr resultados, pero el primer paso para mejorar es reconocer las grandes carencias que tenemos en este campo.
En España, la clínica veterinaria como sector económico específico se ha desarrollado prácticamente en las últimas tres décadas, pero todavía no ha madurado como para disponer de las herramientas específicas que le permita actuar como un sector económico cohesionado y con una comunicación corporativa eficiente. Desgraciadamente, ha ido navegando sin rumbo y sin organización, hecho que ha conducido a la situación actual de absoluto desamparo legal, con una crítica situación laboral, formativa y económica y con una grave crisis de imagen. Además, en muchas ocasiones hemos dejado que la “voz de los animales” sea representada por otras organizaciones que nada tienen que ver con nuestra profesión.
Puntos de conflicto
Los veterinarios somos muy vocacionales y sentimos, como no podría ser de otra manera, un gran amor por los animales y, por tanto, el mensaje que transmitimos es que disfrutamos tanto de nuestro trabajo que parece no representar ningún esfuerzo y, en determinados contextos, no se entiende por qué queremos cobrar.
Estos argumentos tan emocionales nos dan una imagen más bien cercana a una ONG y por lo tanto no cumplimos con las expectativas generadas, así que querer cobrar por el trabajo realizado no concuerda con lo que transmitimos a nivel emocional. En la actualidad este es uno de los puntos de conflicto que tenemos con la sociedad.
Transmitir nuestro valor
Cada veterinario debe tomar conciencia sobre este hecho y estudiar su mensaje para posicionarse como un entusiasta de su profesión, con argumentos sobre lo que representa y sobre la labor que realiza. Entre todos debemos construir una imagen del veterinario como profesional preparado, que conoce su misión y que usa medios técnicos avanzados para llegar a un correcto diagnóstico, que usa terapias conforme a la literatura científica, por lo que merece una remuneración adecuada. Además, se debe transmitir a la sociedad que los precios son acordes al valor aportado a los clientes. Solo así se asegura la sostenibilidad de la empresa veterinaria para seguir ofreciendo nuestros indispensables servicios y mantener los puestos de trabajo con dignidad.
Para que el mensaje vaya calando, la difusión debe ser continuada y coordinada. Los mensajes contradictorios son penalizados duramente por la sociedad. Además, es urgente empezar a transmitir el valor del veterinario clínico como profesional sanitario y su importancia como garante del bienestar y la salud de los animales y de las personas con las que conviven.
La estrategia de comunicación del sector no debe pasar por reaccionar a cada ataque que aparece en prensa o en las redes sociales porque cae en saco roto y solo sirve para crear aún más polémica. No podemos permitir que los factores externos marquen nuestra estrategia como profesión. No olvidemos que muchos medios de comunicación viven de la polémica y del número de entradas en sus vídeos y páginas, aumentando sus ingresos con cada “clic”. Discutir y alimentar la polémica es muy peligroso porque normalmente se desarrolla en un entorno emocionalmente muy sensible en el que defender la profesionalidad es prácticamente imposible.
Por lo tanto, el sector clínico veterinario debe transmitir de manera permanente su profesionalidad, su elevado nivel técnico y el valor que aporta a la sociedad. Es labor de todos mejorar la percepción que se tiene de nuestro trabajo.