¿Qué es y cuáles son los objetivos de la Confederación Empresarial de las Clínicas Veterinarias?
La CEVE ya es miembro de pleno derecho de la CEOE
Por Jorge Pascual Ribote
Jorge Pascual Ribote, presidente de la Confederación Empresarial de las Clínicas Veterinarias (CEVE), presentó con el discurso transcrito a continuación la asociación que preside el pasado 9 de julio de 2015 en Madrid: un repaso al panorama actual de la clínica de animales de compañía en España y una firme declaración de intenciones de los integrantes de CEVE.
El 9 de julio de 2015 la Confederación Empresarial de las Clínicas Veterinarias (CEVE) se incorporó como miembro de pleno derecho a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Esta es la transcripción del discurso con el que el presidente de CEVE, Jorge Pascual Ribote, presentó la asociación y apuntó los principales retos a los que se enfrenta.
Para comenzar me gustaría dar una definición de lo que es CEVE. Personalmente, me gusta definirla como la conciencia que han tomado los veterinarios que poseen una clínica veterinaria de que, para realizar su labor de forma efectiva y duradera, han de adquirir una serie de conocimientos empresariales que les permitan gestionar los recursos que poseen y necesitan. Esto conlleva añadidas una serie de necesidades tanto formativas como de gestión con el fin de mejorar día a día nuestros servicios.
Fue costoso encontrar esta definición, porque tenía que aunar todos los conceptos explícita o implícitamente: nuestro amor a la profesión y nuestro carácter empresarial enfocado a unos objetivos.
Para entender cuál es la realidad del veterinario, su idiosincrasia, incluso su temperamento, hay que conocer algunas realidades sobre estos profesionales:
- Es una profesión totalmente vocacional. Nos gustan los animales y nos gusta sanar las enfermedades ya que casi todos, cuando empezamos a estudiar Veterinaria, buscamos orientar nuestra carrera en ese sentido. Aunque como ya se ha señalado en numerosas ocasiones, actuamos en muchos ámbitos diferentes relacionados con la salud. Creemos que estamos valorados socialmente pero la sociedad tiene una imagen idealizada del veterinario como sanador de animales.
Tenemos un serio problema: no tenemos ningún tipo de formación empresarial. Esto es porque cuando acabamos los estudios de veterinaria queremos ser veterinarios, ni más ni menos. - Somos una profesión muy atomizada. Según datos del Instituto Nacional de Estadística del año 2013 el 83,5 % del negocio generado lo crean microempresas, es decir, empresas que tienen como máximo nueve trabajadores en plantilla. Somos el sector más atomizado y a una distancia grande del sector que ocupa el segundo puesto.
Hay una curiosidad en nuestra profesión y es que el número de veterinarias triplica al número de veterinarios, debemos ser de las pocas profesiones en las que se da esta circunstancia. No tenemos que buscar la equiparación, ni la igualdad. - Nuestro mercado es nacional, no exportamos. Sin embargo, sobretodo en zonas turísticas, atendemos a muchos clientes extranjeros que tienen un concepto de la clínica veterinaria en Europa que dista mucho de nuestra realidad actual y eso se entenderá más adelante, cuando abordemos algunos de los problemas de la profesión.
Estos tres factores hacen que sea muy difícil inculcar en el veterinario que, aparte de tener que desarrollarse como veterinario, tiene que desarrollarse como empresario. Cuando muchos de nosotros terminamos la carrera y nos enfocamos al sector de pequeños animales, debemos trabajar para otro profesional como veterinario o fundar nuestra propia clínica.
Revisemos algunos datos relacionados con la dimensión empresarial:
- La media de beneficio de las clínicas veterinarias suele ser de un 6 %.
- El pasado año 2014, según datos del Consejo General, se cerraron 733 clínicas en España. Son muchas clínicas las que se perdieron, seguramente la gran mayoría por una mala gestión.
- Y según nuestros datos, en las provincias que configuran la Confederación el 40% de las clínicas actualmente están en situación de ERE o en riesgo de cierre.
Estamos hablando de datos escalofriantes en el sector de la clínica veterinaria.
En el momento de la incorporación a la CEOE, CEVE está conformada por diez asociaciones provinciales, aunque realmente ahora mismo existe una más son seis las que están en proceso de formación. Lo que comenzó como un pequeño embrión el mes de enero del año 2014, dos años después va a suponer la existencia de entre 15 y 16 asociaciones provinciales.
Surge una pregunta importante: ¿por qué ahora? ¿Por qué precisamente ahora, de repente, nos decidimos a unirnos para crear esta Asociación y apostar para que los veterinarios, aparte de veterinarios, sean gestores de sus propios negocios? No ha sido casualidad, sino que se han dado una serie de circunstancias:
- En los últimos años se han creado asociaciones que están formando a los veterinarios como gestores, esto ha ayudado a que la mentalidad empresarial de los veterinarios haya empezado a florecer.
- La crisis ha sido fundamental para que comencemos a pensar de qué manera nuestras empresas han de ser viables. Esto nos ha obligado a aprender, con formación o por la fuerza de los acontecimientos.
- Las inquietudes empresariales se han reflejado en el trabajo de muchos compañeros que de forma totalmente altruista han empezado hablar en foros, han creado blogs y han ido en cierta manera enseñando a los demás en qué consiste el ámbito de la empresa y la gestión.
Aunque nos hemos presentado como una Asociación, me gustaría aclarar quiénes somos realmente. La CEVE está formada por personas, por veterinarios que siendo propietarios de clínicas veterinarias se han unido en asociaciones para empezar a trabajar por los derechos que tenemos como empresarios. La CEVE engloba empresas veterinarias que van desde consultorios de una sola persona hasta grandes centros. No pensemos que porque se trata de una asociación empresarial responde a esa imagen estereotipada que tenemos en este país del empresario alejado de la sociedad, con objetivos exclusivamente económicos; quiero creer que somos también el termómetro social de la profesión que trabaja y mide, a pie de calle, para posteriormente transmitir a los diferentes organismos los problemas y las inquietudes, con el fin de dignificar nuestra profesión, realizar mejor nuestra labor y transmitir las necesidades de los consumidores.
Nuestros empresarios responden al modelo del típico emprendedor que con veintitantos años abre la puerta de su clínica y en tres meses tiene que pasar de emprendedor a empresario. Con la dificultad de que no se le ha formado para llegar a esa situación profesional.
En esta profesión, como en casi todas, tienen que existir tres pilares básicos: uno es el educativo, y para eso están las universidades, las asociaciones científicas; el segundo es el ético y deontológico y para eso tenemos los colegios profesionales y el Consejo General; y el tercero es el empresarial. O somos empresarios o no somos profesionales completos. Y ahí es donde CEVE juega su papel y donde encuentra las razones por las que tiene que luchar: el apoyo y la formación de empresarios y futuros empresarios.
¿Cuáles son nuestros problemas?
Básicamente son los de casi cualquier sector.
1. Competencia desleal
Aunque parezca increíble los veterinarios sufren la competencia desleal. Ejercida por medio de organizaciones, fundaciones, asociaciones y otras empresas.
2. Intrusismo profesional
“El vecino del quinto sabe más que un veterinario y puede vacunar y hacer diagnósticos”. Padecemos incluso intrusismo formativo, que es el colmo del intrusismo. Cualquier sujeto parece que pueda, de repente, impartir formación del ámbito zoosanitario sin estar preparado y sin ser veterinario. Nos parece un importante frente en el que tenemos que luchar y hacerlo común con las instituciones educativas para que no se produzcan situaciones anómalas.
3. La falta de consideración del lugar que ocupa nuestra profesión
La Veterinaria es una profesión sanitaria, una de las cuatro únicas profesiones de licenciados regulada por ley como profesión sanitaria, y nunca se nos ha tratado como tal. Tiene una razón histórica, ya que los veterinarios dependen del Ministerio de Agricultura porque la función del veterinario se ligó a los animales de abasto y de trabajo, y a la producción animal. Seguimos estando ligados a este sector, pero en los tiempos actuales el veterinario esta en contacto también con animales de compañía, que viven en intimo contacto con las familias, ejerciendo una acción de educación social y sobre todo prevención de enfermedades, lo que permite que estemos ejerciendo una acción muy intensa de prevención en salud pública.
Da la casualidad de que en Sanidad casi todos los inspectores son veterinarios, pero la veterinaria sigue sin estar en Sanidad, lo que implica que no accedamos a los foros adecuados para plantear los argumentos que se necesita tomar muy en serio.
4. Somos uno de los sectores más desregularizados de este país
Cualquier persona atendiendo al plan general de ordenación urbana de su municipio puede abrir una clínica veterinaria y llamarla como le venga en gana (consultorio, centro, hospital, etc). Desde esta Confederación Empresarial queremos que se regule, aunque suene extraño que la iniciativa de una regulación del sector provenga de los estamentos empresariales. Queremos que se cree un reglamento o cualquier tipo de legislación de obligado cumplimiento que defina cuáles son los requisitos obligatorios que se ha de solicitar a un establecimiento para ser catalogado como de prestación de servicios sanitarios veterinarios, que defina sus servicios y denominación en función de sus instalaciones, que protocolice los procedimientos para que no haya interpretaciones subjetivas, que defina cómo y cuáles son las actuaciones que se pueden realizar en un desplazamiento a un domicilio. Al carecer de un reglamento, algunos empresarios se benefician escondiéndose bajo estas carencias, en muchos casos engañando al consumidor, quien piensa que acude a centros donde se ejerce la veterinaria con todos los medios necesarios para la realización de algunas actuaciones y no es así, ya que no existe una regulación que lo impida; incluso incumplen de manera totalmente impune la ley de protección animal.
Si debemos intentar equipararnos a alguien debe ser al sector médico, que tiene una regulación seria y reglada y con ella dignifica su profesión y a sus profesionales.
En esta cuestión vamos a trabajar con el Consejo General de Colegios Veterinarios para la creación de un nuevo reglamento de clínicas veterinarias. En este momento tan solo existe es un pequeño esbozo de reglamento de 1992 de las Islas Baleares de ocho artículos. El reglamento tiene que tener en cuenta las necesidades del sector de clínicas veterinarias y las demandas y necesidades de los propietarios de mascotas. Si conseguimos este objetivo, conseguiremos acabar con el 99 % de la competencia desleal.
5. Sueldos demasiado bajos
En el mes de junio de 2015 el Instituto Nacional de Estadística ha publicado que el sector veterinario es el quinto con menor salario de España, aportando como dato un salario medio de 997 euros al mes. Las actividades veterinarias son realizadas por veterinarios, ante lo cual podemos extrapolar que ese realmente es el sueldo medio de un veterinario. Nos parece increíble que en una profesión sanitaria estemos hablando de este rango de sueldos. Ante un análisis, por superficial que sea, podemos encontrar la lógica de esta situación ya que somos el país de Europa que produce más licenciados por año y en el que más estudiantes entran por año. Tenemos 12 facultades en España y hay previsto abrir otras cinco. Es decir, cada año en España entran 1.400 nuevos estudiantes que aspiran a ser veterinarios. Italia tiene 17 facultades, es el país de nuestro entorno que nos supera, pero curiosamente su gobierno redujo el número de estudiantes que podían acceder a las facultades. El último año, según los datos de la Conferencia de Decanos, solo entraron en las facultades italianas 772 estudiantes. Si hablamos de Alemania estamos antes un país de 80 millones de habitantes y cinco facultades (el doble de habitantes y menos de la mitad de facultades). Reino Unido, siete facultades con 64 millones de habitantes, etc. Por lo tanto somos generadores de empleo barato y exportadores de veterinarios muy bien formados. ¿Dónde nos lleva esta situación? ¿Quién ha hablado de este tema con las universidades? Los decanos elevan sus voces y advertencias, pero suelen caer en saco roto. Parece que gastar entre 12 y 15 mil euros estudiante/año para formar veterinarios y que cuando estén bien formados y hayan terminado la carrera se marchen al extranjero entra dentro de la estrategia de desarrollo…
Otra consecuencia inmediata es que la salida de un exceso de nuevos licenciados ayuda a mantener salarios bajos. Parece mentira que una patronal tenga que decir esto: que los salarios son bajos. No tenemos ninguna reticencia en declararlo porque es una forma de defendernos y de defender nuestro sector y nuestros negocios aunque parezca paradójico, y también de defender al consumidor. Porque si conseguimos que las empresas prosperen y estén configuradas por, cada vez, mejores profesionales, el consumidor recibirá servicios veterinarios de mayor calidad y nuestra profesión se dignificara enormemente.
6. La formación, un aspecto siempre mejorable
Tenemos intención de entablar conversaciones con las universidades para intentar incluir la formación empresarial en los programas de estudios. Tenemos como objetivo que cuando un licenciado salga de la Facultad de Veterinaria y quiera montar un negocio sepa cuáles son sus opciones, cuáles sus derechos y cuáles sus obligaciones. Estimamos este punto como de gran importancia porque ya hemos dicho que somos unos profesionales muy vocacionales y tenemos que dar un paso más allá para ser empresarios además de veterinarios.
7. Una profesión sanitaria con IVA no sanitario
Nuestro gran problema a nivel nacional, lo más urgente, ha sido el varapalo que ha supuesto la subida del IVA. En febrero de este año mantuvimos una reunión con Ana Madrazo en la que le pudimos explicar las peculiaridades de nuestro sector y su actual situación. Es un hecho que los veterinarios “caemos bien”, es una suerte que tenemos. Ana Madrazo comentó que entendía nuestros argumentos y nos pidió un informe en el cual estuvieran incorporadas las referencias que le exponíamos.
Así que realizamos dos estudios. El primero lo elaboramos nosotros mismos a partir de datos económicos, sociales y sanitarios. Para el segundo informe nos pusimos en contacto con D. Santiago Álvarez y le pedimos que nos hiciera un estudio para valorar si Europa puede permitir que en nuestro país volviéramos al IVA reducido en los servicios veterinarios.
Uno de los principales datos que manejamos en el primer estudio fue el cierre de 733 clínicas en el año 2014, la mayoría por una mala gestión, por ejemplo por no repercutir la subida del IVA. Todos los datos del estudio económico, social y sanitario fueron extraídos de 39 referencias bibliográficas, siempre de fuentes oficiales y contrastadas.
Desgraciadamente, el Instituto Nacional de Estadística disponía de los datos hasta el 2012. Pero tuvimos el atrevimiento de predecir lo que iba a suceder en el 2013, datos que se corroboraron tras ser publicados en junio.
En el año 2012 se facturaron 720 millones de euros en el total del sector veterinario en España. Nuestras estimaciones para el año 2013 eran que la bajada iba a suponer el 6 % de los ingresos en las clínicas de pequeños animales. Curiosamente la crisis económica había comenzado en el 2007-2008. El sector de pequeños animales más o menos se mantenía estable. El sector de ganadería estaba en recesión, más tarde se recuperó y los últimos años siguió manteniéndose. En el año 2013, según datos de Veterindustria, el sector de ganadería sigue en la línea de mantenimiento comentada, pero el sector de pequeños animales baja tantísimo que es el sector de ganadería el que absorbe parte de esta pérdida cuando se ven los datos globales del sector veterinario. Es decir, Veterindustria da unas pérdidas totales de 14 millones de euros y el sector de pequeños animales, representando el 22,5 % de la facturación total, tiene unas pérdidas de 17 millones.
En junio de 2013 los datos recogían que las actividades veterinarias bajaron a 683 millones (nuestras estimaciones del 6 % daban datos de 710 millones, fuimos muy benévolos).
Con el IVA al 21 se ingresan 31 millones a partir de las actividades veterinarias en pequeños animales (calculado sobre los 151 millones de extrapolar el 22,5 % que corresponde a pequeños animales). Si ese IVA pasara al 10 % se dejan de recaudar 16 millones de euros, lo que supone un 0,05 % de los ingresos de IVA que espera recaudar el Gobierno. Las cifras absolutas parecen indicar que hacienda “pierde” dinero con un retorno al IVA reducido. Pero un análisis más completo nos indica que con el IVA reducido el mercado se reactiva aumentando los ingresos por IRPF y por impuesto de sociedades.
Además, los datos de abandono animal y de gastos sanitarios son brutales y superan a la diferencia recaudada con el IVA general. Es decir, aumentó el IVA, se recaudó más dinero por IVA, pero se perdió dinero por otros muchos motivos.
Esto lo transmitimos al Ministerio de Hacienda en el mes de abril de este año 2015 mediante el informe que se presentó.
Los objetivos de CEVE
Podemos ver que son muchos y graves los problemas que aquejan a las clínicas veterinarias. Nuestro compromiso es comenzar a resolverlos con ayuda del Consejo General, de los colegios provinciales, con las universidades, con la CEOE y con otros estamentos. Porque aunque hemos expuesto problemas y deficiencias, hay un elemento del que tenemos de sobra: la ilusión, que nos ayudará a no conformarnos con nuestra situación actual y a esforzarnos para salir de ella.